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PLATILLO TERRESTRE DESAPARECIDO
Este interesante artículo publicado en la Revista CORBE nº2 (1974) trata acerca de una singular y muy sorprendente desaparición de un platillo terrestre por increíble que ello parezca.

Ohio en Denver, Colorado. cuando estaba en preparación la serie televisiva "LOS INVASORES" en el año 1967. Para las necesidades del film, el realizador había pedido que se construyera una verdadera nave de tipo extraterrestre de gran tamaño, con todos los detalles hasta ahora conocidos acerca de estas naves. El realismo debía ser llevado al extremo para así causar mayor impacto en los televidentes. Por supuesto que ello Implicaba solamente el exterior de la nave, ya que las escenas que se desarrollaban en el interior Iban a ser filmadas en los estudios de la sociedad filmadora. La empresa era ardua, ya que eran varios los tipos de platillos avistados en distintas regiones a lo largo de los últimos años. Los realizadores del artefacto decidieron después de cavilar mucho, elegir el tipo más frecuente: semichato y con escotillas circulares. Recogieron todos los datos y fotografías existentes interrogaron testigos hicieron los planos y pusieron manos a la obra.

Dos meses más tarde entregaron al realizador un "platillo" que nada tenía que envidiar aparentemente, a los oriundos de otros planetas. Tenía un diámetro de 20 metros, y una altura total (con sus patas-soportes) de 10 metros. Estaba construido en acero, madera y diferentes materiales plásticos. Pesaba más de 4 toneladas. Para colocarlo en los terrenos de la sociedad filmadora fueron necesarios dos potentes grúas.

Mientras tanto la empresa decidió utilizarlo también para fines publicitarios, y se habilitó el interior de la nave. Se construyeron complicados mandos, computadoras y maquinaria de utileria, que daban la perfecta Ilusión de una técnica super adelantada desconocida en la Tierra.

Se inició el rodaje de la serie televisiva, y el pseudo platillo volador cumplió perfectamente su cometido hasta que terminó la película. Le tocaba ahora cumplir su segunda tarea: la campaña publicitaria que habría de promover la famosa serie de "Los Invasores". La Idea era llevar el "platillo" a diferentes ciudades de los EE.UU. y exponerlo, a fin de que el público lo viese y lo visitase. Grandes carteles promoverían la serle televisiva, de modo que la expectativa y el suspenso hiciese mella en la curiosidad de los televidentes. Dicho y hecho, después de un día de trabajo y del aporte de 15 obreros, el artefacto pudo ser desarmado y movido para proceder a su traslado. Inició una victoriosa gira publicitaria de ciudad en ciudad, victoriosa en cuanto al resultado beneficioso a la serie, pero extremadamente fatigosa por otro lado, por lo difícil que resultaba armar y desarmar el platillo, y el largo tiempo que esta operación requería.

El día que los propagandistas llegaron a Denver, Colorado, desde las 8 de la mañana se dió inicio a la campaña publicitaria, pregonando por toda la ciudad la llegada del platillo de "Los Invasores". Mientras esto ocurría, un equipo profesional desembalaba las piezas e Iniciaba el montaje. No estuvo listo el trabajo hasta el amanecer del día siguiente. El lugar asignado para la exposición de la nave resultaba particularmente adecuado, y aunque la estancia en Denver debía ser corta, todo prometía que habla de transcurrir felizmente. Y, efectivamente, lo fue durante varios días. Quizás contribuía a ello el espléndido tiempo. Los días eran de sol, y los visitantes afluían ininterrumpidamente en las horas fijadas para conocer el platillo.

El día 15 de junio, a la hora de almuerzo, cuando la nave estaba cerrada al público y el personal había ido a descansar, el sol quedó repentinamente cubierto por unas espesas nubes, muy bajas, que parecían aplastar la ciudad. La atmósfera había perdido su luminosidad y Denver aparecía opacada. Antes de cumplirse una hora, los nubarrones desaparecieron en las alturas del cielo, y el sol volvió a brillar. Todo era como antes, menos en el terreno asignado a la exposición del platillo. Algo era distinto allí, algo faltaba: el "platillo" hecho por terrícolas y destinado a rodar por humildes rutas terrestres; el "platillo" construido en broma para fingir ser verdadero, el platillo "de mentira", que habla emprendido vuelo. Al menos, era lo único que cabía pensar.

Cualquier idea de hurto quedó desde el comienzo descartada: nadie en este mundo podía desarmar en una hora el enorme artefacto y llevarse las piezas; nadie tampoco podía arrastrarlo y huir con él (no había cómo ni tampoco por dónde, ya que las calles que llevaban al lugar de exposición no eran anchas, y el diámetro de la nave era de 20 metros). Quedaba la tierra, que quizás se lo habría tragado. O bien el cielo que se lo había llevado. Pero el cielo, ¿cómo? ¿aspirándolo?.

Lo único que cabía pensar era que el platillo había volado. Pero, ¿cómo puede volar un platillo de mentiras, sin motor y sin propulsión alguna? Sin dejar otro rastro que los tres huecos hechos en tierra por las tres patas soportes, huecos; por otra parte, algo revueltos, como si alguien o algo hubiese realmente aspirado el platillo.

Parecía verdaderamente que una extraña complicidad entre las fuerzas de la naturaleza y otras, de desconocida índole las hubiera puesto de acuerdo para burlar a los hombres y quitarles su obra...

Agotadas las preguntas pero no el profundo asombro, los de la caravana de la serie televisiva, decidieron lavarse las manos y dejar que las autoridades resolvieran el misterio. Pero las autoridades, visto lo insólito del caso, así como su insolubilidad, declararon, ni cortas ni perezosas que el "rapto" era simulado y que seguramente se trataba de una nueva manera de hacer publicidad.

Y así quedaron las cosas. Hasta hoy, o hasta que alguien pueda demostrar fehacientemente lo que todos piensan: que han sido algunos extraterrestres los que produjeron los nubarrones, así como ha ocurrido en otras oportunidades cuando han querido llevarse algo gordo, y que fueron ellos los que "aspiraron" el platillo de los hombres. Queda el por qué, ¿Porqué lo hicieron? ¿Quizás por curiosidad, para ver qué es lo que llevaba en sus entrañas y de qué estaba hecho? ¿O quizás también para dar una lección a los hombres, o una advertencia de que no traten de igualarlos?. Que lo hayan hecho por embromarnos queda descartado, ya que hasta ahora no han dado muestras de tener humor. ¿Qué es lo que queda por pensar entonces?.

Muy poco o nada una cosa es cierta, y es que ha sido ésta la única vez en la cual nuestros hermanos lejanos se han llevado un gran chasco. Esto, claro, sin que los terrícolas tengan en menor mérito de la hazaña.

Porque el trabajo de crear espesos nubarrones para oscurecer una ciudad y arrancar un artefacto de 4 toneladas del suelo, y luego darse con la sorpresa que es un platillo de mentiras, resulta verdaderamente gracioso. Aunque ¿porqué suponer que llevaron nuestro platillo para estudiarlo? Quizás algo habla en su construcción que no pasaba de ser un juguete para nosotros, pero podría ser la inspiración o la clave secreta de los verdaderos platillos extraterrestres. Como si un hombre de la calle, experimentado con pinturas de óleos, realizara una obra maestra de pura casualidad. Quizás el platillo resultó demasiado real y verdadero.

Referencias del caso se pueden hallar en:
Revista Guerra - Nueva York - Mayo 1973 – Vol. XXIV – Nº 798 - Pág. 48-40


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