Nuestro
espacio exterior puede haber sido cruzado innumerables veces por
artefactos de observación sin que tengamos de ello la menor sospecha.
Sin embargo, es lícito imaginar que los GRANDES EXTRANJEROS han podido
venir a contemplar nuestro globo, a posarse en él. La vida existe en lo
Tierra desde hace, al menos, mil millones de años. El hombre apareció
en ella hace casi un millón de años y nuestros recuerdos apenas se
remontan a cuatro mil. ¿Qué sabemos? Tal vez los monstruos prehistóricos
levantaron su largo cuello al paso de los astronaves y se perdió la
huella de ese acontecimiento fabuloso.-
LOUIS
PAUWELS y JACQUES BERGIER
¿Será
necesario, en un futuro cercano, rescribir la historia del hombre? ¿Habrá
llegado el momento de la ruptura, del cambio psicológico que nos
permita "ver" con ojos nuevos el cúmulo de conocimientos
adquiridos con respecto a nuestro remoto pasado?
El
método historiográfico nos ha dada una visión del devenir humano que
dentro de sus inevitables limitaciones pareció ofrecer sólidos
cimientos. Pero, ¿es eso todo lo que en realidad ocurrió en los
tiempos primeros? Las ramas de la ciencia que convergieron para
ofrecernos la historia conocida del hombre, efectuaron una tarea de
fundamental importancia y sus méritos son innegables. Sin embargo, no
todo ha sido dicho. Existen coincidencias, hallazgos sugestivos e
inexplicables, señales misteriosas, figuras y signos que nos hablan de
otra edad, de otro espacio, de una superhistoria de aventuras supremas,
de carros celestes, de instructores "brillantes" que superaban
los barreras del tiempo, de dioses y de hombres.-
Pero esos historias increíbles -que no pudieron ser inventados por
nuestros primitivos antepasados sí hoy el hombre de los grandes
ciudades es incapaz de interpretar su sentido profundo- carecen de valor
para la ciencia positiva. No son serios ni están fundamentados por
documentos convincentes. Por eso cuando se filtra del pasado uno
evidencia capaz de perturbar el dogma, sus fieles servidores la ignoran
o la relegan a la zona de los hechos malditos.
EN
BUSCA DE LO MARAVILLOSO
Lo
que no puede ser explicado, lo que rompe lo armonía del enfoque
elaborado se desestima y se rotula con membretes lapidarios. Mitos,
mitología, leyendas, fábulas, fantasías, poesía. Todo un mundo de
maravillas, de revelaciones, de tradiciones penosamente conservadas que
conforman la parte esencial e imprescindible de hombre total, ha sido
puesta al margen de la realidad. Esa realidad pequeña, rigurosa,
fraccionada, seria, tangible. Esa semirealidad sensoria, básica para
una de las líneas del desarrollo material, pero impotente y ciega para
abarcar los cambiantes y múltiples aspectos de un universo infinito en
el que existen todas los posibilidades, todas las dimensiones. Un
universo donde lo maravilloso es lo normal, donde la fantasía es
superada por la verdadera realidad, donde la precaria certeza de la
ortodoxia positiva es apenas una ola del mar embravecido.
EL
MITO ES HISTORIA
La
historia de los dioses, sus relaciones con los hombres, fueron hasta el
presente leyendas y poesía. La ortodoxia positivista enfocó su luz
sobre los mitos y elaboró teorías desde todos los puntos de vista,
menos del que podría otorgar un porcentaje de verdad a los relatos
fabulosos. Nunca se pensó siquiera que detrás de esos acontecimientos
maravillosos podría agitarse el recuerdo distorsionado de hechos reales
ocurridos en tiempos remotos, todavía no fraccionados por convenciones
salvadoras, necesarias para la congregación organizada. ¿Qué ocurrió
en el vastísimo período que va de la introducción del fuego a la
invención de la escritura?. Si los mitos en cierta medida y hasta
cierto punto, son el reflejo de sucesos acaecidos, la brumosa antigüedad
se torno coherente y adquiere sentido.
Marginando la especulación sobre si el hombre es oriundo de la Tierra o
fue "sembrado" desde el cosmos, lo que parece innegable es que
en diversos períodos de su evolución fue tutelado, instruido y
castigado por sus superiores "provenientes" del espacio
exterior,
El
desarrollo de la astronáutica y la existencia de los Ovnis otorgan cada
dia más asidero a esta hipótesis audaz, y no es arriesgado predecir
que en pocos años más, equipos de jóvenes científicos que no deban
rendir obligado tributo a las "verdades consagradas" emprendan
la fascinante tarea de reconstruir la desconocida y maravillosa historia
de los hombres, a partir de la hipótesis de que fuimos visitados por
"seres sensibles superiores" durante la época lejana del Gran
Tiempo Sagrado.
EL
DISCO ALADO
Los
elementos de juicio reunidos al respecto parecerían señalar la
existencia de varios y a veces dilatados períodos en que los dioses
permanecieron en la Tierra interviniendo en los asuntos del hombre. Las
figuras de los huéspedes del cosmos y de sus carros aéreos han quedado
grabados en distintos lugares. Cuanto más antigua es la inscripción más
explícita es la imagen del dios dentro de la aeronave circular.
El
"Disco Alado" es uno de los símbolos más sugestivos de las
primeras civilizaciones y la figura del dios dentro de la rueda se
vincula directamente con la divinidad. Desde Sumer al Imperio Persa y a
Egipto, el emblema del disco se reproduce con distintas variantes pero
siempre conserva su atributo principal de vehículo de los dioses. En
cilindros asirios prehistóricos encontramos la figura de un hombre, sin
duda perteneciente a la estirpe divina, descendiendo a la Tierra dentro
de un disco. El dios Assur, por ejemplo, se representa como ocupante de
un círculo con Plumas laterales, y no debe olvidarse que para la
iconografía primitivo las Plumas representan la calidad de vuelo. El
dios de los Persas, Ahura Mazda, tripula un "disco" y empuña
una especie de volante o timón. En el bajo relieve del templo de Darío
en Persépolis (Siglo V a. de C) la figura divina aparece surcando el
espacio, y en el enorme friso de la roca de Behistun, la imagen del dios
flota o vuela sobre los ejércitos Persas que se disponen al combate.
Como recuerda Michell, los antiguos
dioses de la idia se representan a menudo volando en un disco alado.
Visnú como Assur, avanza girando por el cielo con una rueda y lanzando
rayos a la tierra, y otras divinidades indias -inclusive el dios-mono
Hanuman- ofrecen esta sorprendente asociación conel disco celeste. A
veces representa al dios corriendo en el interior del borde de la rueda,
como si quisiera indiar así su movimiento giratorio. También en Egipto
el dico alado, u "ojo de ra" fue el vehículo de la divinidad
suprema. En todos los casos los cultos primitivos adoraron el
"disco", que servía para transportar a los dioses, y sólo
cuando éstos se alejaron de la Tierra el culto se transfirió de la
divinidad y sus " circulos de fuego" a los cuerpos celestes
visibles, creando la identificación de las grandes ausentes con las
luminarias del cielo.
CIRCULOS DE FUEGO SOBRE EGIPTO
Hace treinta y cuatro siglos y medio, a principios
de marzo de 1478 a de c, los dioses habrían regresado en sus
"carros de fuego" en otra de sus visitas a la Tierra.fue una
epoca muy cercana al Exodo, cuando los discos, que más tarde acompañarían
a Moisés a través del desierto, se presentaron ante el ejército
egipcio. El informe que aclara esta notable aparición procede el Museo
Vaticano y fue descubierta por Boris Rachwiltz entre la documentación
perteneciente al profesor Alberto Tulli. Se trata de un papiro
deteriorado original de la XVII dinastía egipcia que forma parte de los
Anales Reales de la época del faraón Thutmosis III (1501 a 1447 a. de
c.) He aquí la sugestiva versión, anotada por los escribas de la Casa
de la Vida:
"En el año 22, tercer mes del invierno, a la sexta hora del
día, los escribas de la casa de la vida anotaron la llegada de un
"círculo de fuego" en el cielo. Su cuerpo tenía una vara de
largo y un quinto de ancho (5 por 1 metro) aproximadamente. Aunque no
tenía cabeza su boca despedía un aliento de olor fétido. No tenía
voz. Sus corazones quedaron turbados y echaron a correr. Después fueron
a comunicarlo a la ley. Su majestad meditó acerca de lo ocurrido. Su
majestad dio la orden
ha sido examinado
como todo cuanto se ha
escrito en los rollos de los papiros de la Casa de la Vida
, ahora
cuando ya han transcurrido muchos días después de estos
acontecimientos. ¡OH! Son numerosos como todos. Brillan más que el sol
en los cuatro puntos cardinales del cielo. Los "círculos de
fuego" ocupaban una fuerte posición y el ejercito del rey los vio,
estando su majestad en medio de él. Esto tuvo lugar después de la
cena. Allí arribo, ellos (los círculos) se elevaron en dirección sur.
Cayeron del cielo peces y aves
, una maravilla jamás vista desde que
este país existe. Su majestad hizo traer incienso para apaciguar
en
el libro de la Casa de la Vida lo que había sucedido para que sea
recordado toda la eternidad".
Hasta aquí el texto del papiro aclararemos que la
Casa de la Vida era una misteriosa institución en la que representaban
ritos mágicos y tenía agregado un grupo de escribas. Su texto
constituye, sin duda otra de las semipruebas que apuntan hacia la
existencia de visitas espaciales. La fecha aproximada del Éxodo bíblico
se calcula en 1446 a. de c., es decir, que 32 años después los discos
alados sobrevolaban el desierto sobre las caravanas hebreas y casi dos
siglos más tarde se mostraron ante los ojos asombrados de Akenatón, el
faraón que revolucionó las antiguas creencias instaurando la adoración
del disco refulgente. La historia del hombre reserva a los
investigadores, perturbadores hallazgos. Tal vez en un futuro cercano se
abrirán las puertas del cielo y las leyendas y los mitos revelarán su
extrañó contenido. El pasado recién empieza
MARCELO
RAY
REVISTA
2001 Nº9 MARZO 1969
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