Durante
doscientos siglos interrumpidos casi entre el año 30.000 antes de Cristo
y el 10.000 A.C., es decir en la era Paleolítica o Edad de Piedra,
floreció una brillante civilización en la región de la Europa
continental que en nuestros días correspondería al sudeste de Francia y
a la España Cantábrica.
A
lo largo de ese período -equivalente a 700 ú 800 generaciones humanas-
una raza de seres de quienes no existe conocimiento directo, pintó, talló
y esculpió obras maestras que aún hoy son nombradas entre lo más
encumbrado del Arte Mundial. Los guiaba una fuerza desconocida bajo la
influencia de una ignota inspiración. Todo el mundo conoce los nombres de
Les Eyzies, Lascaux, Altamira, y todo aquel que reflexiona acerca de los
orígenes de la humanidad y más particularmente acerca del origen del
pensamiento occidental, sueña con ir allí, aunque más no sea una vez en
su vida. Entrar en la cueva de Lascaux es como visitar el Partenón o la
Capilla Sixtina. Cada vez que he estado allí, he visto el mismo espectáculo
impresionante: cuando penetra la semi-oscuridad la multitud de visitantes
conversa. Pero de pronto las paredes se iluminan y todo es silencio: 15.000
años después de las muertes de aquellos que las pintaron, los dibujos aún
producen el efecto de una sublime presencia. Imponen respeto por su genio
y empujan a la meditación y contemplación. Los hombres que
crearon estas obras maestras pueden yacer bajo el polvo de los siglos,
pero a simple vista entendemos que si hay algo en nosotros capaz de
escapar a la muerte, ese algo está ahí, sobre esa piedra blanca. Además,
permanecerá en ese lugar hasta el fin del mundo.
A primera vista, los temas de donde ellos alimentaron su inspiración
parecen pertenecer simplemente a la naturaleza animal. De hecho nos
sentimos impresionados por la reproducción de bisontes, caballos, renos,
mamut y otros animales. A través de toda la región franco-cantábrica
sobreviven numerosos ejemplares de esas especies plasmados en las pinturas
rupestres.
Desde
los primeros años del presente siglo y especialmente bajo el estímulo
del celebrado abate Breuil, han sido objeto de minuciosos estudios. Los
especialistas en Prehistoria los han contado, clasificado, fotografiado y
hasta dibujado. En un total de 72 cavernas pintadas han enumerado
610 caballos, 510 bísones, 205 mamut, 176 renos, etc. En total, más de
2.000 animales.
Junto
a los dibujos de animales es posible apreciar otros hallazgos: signos
incomprensibles y pinturas que no atraen la atención al principio. En un
primer momento los estudiosos de la Prehistoria mostraban cierta
negligente indiferencia hacia ellos. Duró hasta que, con las
observaciones, comenzaron a percibir una particular uniformidad: lo cierto
es que son signos idénticos a los hallados en diferentes cuevas, a menudo
muy apartadas. Y aún entre los diferentes signos puede percibirse cierta
tipología. Hay semejanzas por ejemplo, con los jeroglíficos de las
primeras dinastías egipcias y -en menor grado- con las del período clásico
de esa civilización. ¿Constituyen estos signos una especie de
escritura, como supone alguna gente? O aún más: ¿son acaso una
clase vaga de pictografía similar a la de los indios norteamericanos?. Variadas
teorías han sido expuestas durante estos últimos años sin que ninguna
haya satisfecho totalmente a los especialistas. Como yo mismo no soy
experto en Prehistoria, naturalmente no tengo ideas interesantes en este
asunto tan intrincado como fascinante. Sin embargo no dudo que, como yo
mismo, mis lectores se sentirán profundamente asombrados e intrigados
ante el considerable número de signos, y harán a ellos objeto de seria
atención.
LAS CUEVAS CON LAS FORMAS SEMEJANTES A OVNIS
Doy aquí los datos más
importantes pertenecientes a ciertas cavernas en las cuales se hallaban
las imágenes estudiadas en el presente artículo. Como se dice más
arriba, los números se refieren a las formas:
1
Pair-Non-Pair (Gironde, Francia)
Es una cueva de veinte metros
de largo, con el techo parcialmente derrumbado, ubicada en Marcamps, en La
Gironde. Las incisiones circulares se hallan hacia la derecha en el
sentido que uno entra, detrás de un mamut y de un número considerable de
renos, El mismo tipo de imágenes aparecen otra vez en el lado izquierdo,
en la parte más interna de la caverna, detrás y en el mismo nivel de los
cuernos de un ciervo. En total hay nueve imágenes en esta cueva.
El
origen de la caverna Pair-Non-Pair es incierto. Los fragmentos culturales
y las ruinas aquí halladas pertenecen el período de actividades humanas
que corre entre los períodos Auriñaciense y Solutrense, o sea entre
30.000 y 20.000 A.C. Adosados a las formas circulares, se encuentran otras
de forma elíptica (siempre hechas con una doble línea).
Esta
cueva de los Pirineos, aunque quizás de menor interés para los que se
interesen por el punto de vista prehistórico, para nosotros es una de las
más perturbadoras por causa de dos signos que aparecen en ella (ver
categoría N). Estos signos fueron descriptos por Leroi-Gourhan como
"de tipo único, aunque fácilmente atribuible a los signos agrupados
bajo el nombre de tectiformes". (En nuestra clasificación, el
primero es de los tipos C y D, y el último del tipo F.)
El
experto en Ovnilogía se sentirá fuertemente inclinado a estar de acuerdo
con esta comparación y también a enfatizar la característica de única
y verdaderamente sorprendente naturaleza de este tipo de signos N. Es fantástico que el hombre primitivo del período
Magdaleniense equipado con hachas de piedra, vestido con pieles de
animales y sólo por el poder de su propia imaginación, haya concebido
objetos que se semejan tanto a máquinas sobre cuatro patas, equipadas con
antena y escaleras de mano, y conteniendo superestructuras geométricas.
Y
para llevar nuestra estupefacción a sus límites extremos este esbozo de
figura humana debajo de uno de los dos signos nos da una idea de la
dimensión que el artista Magdaleniense daba a ese alocado objeto de su
imaginación: son las dimensiones del L.M. (Módulo Lunar) o las de la máquina
descripta por Antonio Villas Boas. Antigüedad: Fin del Magdaleniense, o
sea 10.500 A.C. de acuerdo con Breuil. Leroi-Gourhan no considera que sea
tan tardía y cree que es contemporánea de La Pasiega.
Un
estudio intenso excede los límites de este artículo. Seria necesario
dedicarle muchas horas y mucho dinero. Pero si realmente pensamos que los
OVNIS han existido en épocas remotas, debemos también pensar que
aquellos que los dibujaron sufrieron su influencia directa ¿Una
influencia positiva o negativa? No lo sabemos. Pero si están allí, es
porque ella debió trastornar, seguramente, el "modus vivendi"
en la remota antiguedad.
AIME
MICHEL
|