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OVNIS PREHISTÓRICOS
 
En este buen artículo elaborado por el prestigioso investigador francés Aime Michel, y publicado en la Revista 2001, nº23 de Junio de 1970, (que transcribo textualmente) nos revela que en la Edad de Piedra tuvimos visitas de nuestros amigos los extraterrestres.

Durante doscientos siglos interrumpidos casi entre el año 30.000 antes de Cristo y el 10.000 A.C., es decir en la era Paleolítica o Edad de Piedra, floreció una brillante civilización en la región de la Europa continental que en nuestros días correspondería al sudeste de Francia y a la España Cantábrica.
A lo largo de ese período -equivalente a 700 ú 800 generaciones humanas- una raza de seres de quienes no existe conocimiento directo, pintó, talló y esculpió obras maestras que aún hoy son nombradas entre lo más encumbrado del Arte Mundial. Los guiaba una fuerza desconocida bajo la influencia de una ignota inspiración. Todo el mundo conoce los nombres de Les Eyzies, Lascaux, Altamira, y todo aquel que reflexiona acerca de los orígenes de la humanidad y más particularmente acerca del origen del pensamiento occidental, sueña con ir allí, aunque más no sea una vez en su vida. Entrar en la cueva de Lascaux es como visitar el Partenón o la Capilla Sixtina. Cada vez que he estado allí, he visto el mismo espectáculo impresionante: cuando penetra la semi-oscuridad la multitud de visitantes conversa. Pero de pronto las paredes se iluminan y todo es silencio: “15.000 años después de las muertes de aquellos que las pintaron, los dibujos aún producen el efecto de una sublime presencia. Imponen respeto por su genio y empujan a la meditación y contemplación”. Los hombres que crearon estas obras maestras pueden yacer bajo el polvo de los siglos, pero a simple vista entendemos que si hay algo en nosotros capaz de escapar a la muerte, ese algo está ahí, sobre esa piedra blanca. Además, permanecerá en ese lugar hasta el fin del mundo.
A primera vista, los temas de donde ellos alimentaron su inspiración parecen pertenecer simplemente a la naturaleza animal. De hecho nos sentimos impresionados por la reproducción de bisontes, caballos, renos, mamut y otros animales. A través de toda la región franco-cantábrica sobreviven numerosos ejemplares de esas especies plasmados en las pinturas rupestres.
Desde los primeros años del presente siglo y especialmente bajo el estímulo del celebrado abate Breuil, han sido objeto de minuciosos estudios. Los especialistas en Prehistoria los han contado, clasificado, fotografiado y hasta dibujado. En un total de 72 cavernas pintadas han enumerado 610 caballos, 510 bísones, 205 mamut, 176 renos, etc. En total, más de 2.000 animales.
Junto a los dibujos de animales es posible apreciar otros hallazgos: signos incomprensibles y pinturas que no atraen la atención al principio. En un primer momento los estudiosos de la Prehistoria mostraban cierta negligente indiferencia hacia ellos. Duró hasta que, con las observaciones, comenzaron a percibir una particular uniformidad: lo cierto es que son signos idénticos a los hallados en diferentes cuevas, a menudo muy apartadas. Y aún entre los diferentes signos puede percibirse cierta tipología. Hay semejanzas por ejemplo, con los jeroglíficos de las primeras dinastías egipcias y -en menor grado- con las del período clásico de esa civilización. ¿Constituyen estos signos una especie de escritura, como supone alguna gente? O aún más: ¿son acaso una clase vaga de pictografía similar a la de los indios norteamericanos?. Variadas teorías han sido expuestas durante estos últimos años sin que ninguna haya satisfecho totalmente a los especialistas. Como yo mismo no soy experto en Prehistoria, naturalmente no tengo ideas interesantes en este asunto tan intrincado como fascinante. Sin embargo no dudo que, como yo mismo, mis lectores se sentirán profundamente asombrados e intrigados ante el considerable número de signos, y harán a ellos objeto de seria atención.

LAS CUEVAS CON LAS FORMAS SEMEJANTES A OVNIS

Doy aquí los datos más importantes pertenecientes a ciertas cavernas en las cuales se hallaban las imágenes estudiadas en el presente artículo. Como se dice más arriba, los números se refieren a las formas:

1 Pair-Non-Pair (Gironde, Francia)

Es una cueva de veinte metros de largo, con el techo parcialmente derrumbado, ubicada en Marcamps, en La Gironde. Las incisiones circulares se hallan hacia la derecha en el sentido que uno entra, detrás de un mamut y de un número considerable de renos, El mismo tipo de imágenes aparecen otra vez en el lado izquierdo, en la parte más interna de la caverna, detrás y en el mismo nivel de los cuernos de un ciervo. En total hay nueve imágenes en esta cueva.
El origen de la caverna Pair-Non-Pair es incierto. Los fragmentos culturales y las ruinas aquí halladas pertenecen el período de actividades humanas que corre entre los períodos Auriñaciense y Solutrense, o sea entre 30.000 y 20.000 A.C. Adosados a las formas circulares, se encuentran otras de forma elíptica (siempre hechas con una doble línea). 
Esta cueva de los Pirineos, aunque quizás de menor interés para los que se interesen por el punto de vista prehistórico, para nosotros es una de las más perturbadoras por causa de dos signos que aparecen en ella (ver categoría N). Estos signos fueron descriptos por Leroi-Gourhan como "de tipo único, aunque fácilmente atribuible a los signos agrupados bajo el nombre de “tectiformes". (En nuestra clasificación, el primero es de los tipos C y D, y el último del tipo F.) 

El experto en Ovnilogía se sentirá fuertemente inclinado a estar de acuerdo con esta comparación y también a enfatizar la característica de única y verdaderamente sorprendente naturaleza de este tipo de signos N. Es fantástico que el hombre primitivo del período Magdaleniense equipado con hachas de piedra, vestido con pieles de animales y sólo por el poder de su propia imaginación, haya concebido objetos que se semejan tanto a máquinas sobre cuatro patas, equipadas con antena y escaleras de mano, y conteniendo superestructuras geométricas.
Y para llevar nuestra estupefacción a sus límites extremos este esbozo de figura humana debajo de uno de los dos signos nos da una idea de la dimensión que el artista Magdaleniense daba a ese alocado objeto de su imaginación: son las dimensiones del L.M. (Módulo Lunar) o las de la máquina descripta por Antonio Villas Boas. Antigüedad: Fin del Magdaleniense, o sea 10.500 A.C. de acuerdo con Breuil. Leroi-Gourhan no considera que sea tan tardía y cree que es contemporánea de La Pasiega. 

Un estudio intenso excede los límites de este artículo. Seria necesario dedicarle muchas horas y mucho dinero. Pero si realmente pensamos que los OVNIS han existido en épocas remotas, debemos también pensar que aquellos que los dibujaron sufrieron su influencia directa ¿Una influencia positiva o negativa? No lo sabemos. Pero si están allí, es porque ella debió trastornar, seguramente, el "modus vivendi" en la remota antiguedad. 

AIME MICHEL