La cábala de piedra Se dice que la cábala primitiva estaba constituida por la
suma del saber recibido por tradición. Por lo tanto, partiendo de este supuesto, cábala
puede ser cualquier obra humana en que ese saber esté cifrado. Algunos afirman que la
gran pirámide de Gizeh, llamada de Keops por hallarse enterrado allí este faraón, es
una verdadera cábala de piedra, y que lejos de haber sido construida para servir de tumba
a un rey, lo fue para perpetuar el saber recibido y transmitirlo a las generaciones
venideras que supieran leerlo.
El extraño cúmulo de curiosas coincidencias que los científicos modernos han
descubierto entre las medidas de esa pirámide y las que rigen el movimiento de la Tierra
y establecen una perfecta relación entre la Aritmética y la Geometría -y entre ambas y
la Astronomía-, parece que tienden a confirmar dicha hipótesis.
La pirámide de Keops, como todas, se halla en la ribera izquierda del Nilo, y es la
más septentrional. Está situada exactamente en la base del delta de este no. Se
considera, según algunos, que dicho monumento fue edificado durante el reinado de Keops o
de Koufou, reyes de la IV dinastía, o sea, entre 3.000 y 2.500 años antes de Jesucristo,
Se supone que Melquisedec o Enoc fueron los arquitectos que trazaron los planos. Según la
tradición egipcia, uno de sus nietos, llamado Sisithros, llevó el plano a Egipto.
Los antiguos, con razón justificada, consideraban la Gran Pirámide como una de las
siete maravillas del mundo. Por su altura. cercana a los 150 metros, y su base de más de
cinco hectáreas, no es, realmente, comparable a ningún edificio levantado por manos
humanas, y aún hoy se asombran los arquitectos y los ingenieros modernos el pensar en los
medios empleados para acumular tal montaña de piedras.
Dice Herodoto que se emplearon diez años en construir la calzada por donde debían
arrastrarse las piedras. Este camino tiene 925 metros de largo por 19 de ancho y 15 de
alto en su mayor elevación es de piedras pulidas y está ornamentado con figuras de
animales. Las piedras, conducidas ya labradas, eran enormes, algunas tenían cerca de diez
metros de longitud. A. Moret cita un bloque de granito observado en el templo funerario
que precede a la pirámide de Kefrén, que tiene más de 170 metros cúbicos y sobrepasa
los 470.000 kilogramos. Las piedras están ajustadas con tal precisión, que puede pasarse
la hoja de un cortaplumas por su superficie sin descubrir la fisura que las separa, aun
cuando no estén unidas con mortero. Según afirma uno de los principales empresarios de
canteras de los Estados Unidos, hoy no se posee ninguna máquina suficientemente
perfeccionada para obtener dos superficies de diez metros de longitud y encajar sus bordes
tan perfectamente como lo están las piedras de la pirámide de Keops.
El arquitecto de este monumento, quienquiera que fuese, lo hizo construir pensando en
una obra duradera. Y consiguió su propósito. Porque esta antigua mole conservó, durante
siglos, un revestimiento de piedras de colores diversos tan hábilmente aglutinadas, que
se hubiera creído se trataba de un solo bloque de piedra desde la base hasta la cúspide.
Y no se alteró su superficie hasta después de la conquista árabe. Además, el conjunto
de la pirámide, constituida por 203 hileras de piedras, pesa alrededor de seis millones
de toneladas, es decir, que se precisarían 6.000 locomotoras, tirando cada una de mil
toneladas, para transportarla. Y, por otra parte, la riqueza actual de Egipto sería
insuficiente para pagar a los obreros encargados de demolerla.
La época exacta de su construcción
En su propia estructura la Gran Pirámide indica la
época de su construcción. Está construida en forma de que sus lados se orienten hacia
los cuatro puntos cardinales, y de modo que el reflejo de las sombras acusara con una
exactitud cronométrica los puntos esenciales del año solar, dando las fechas precisas de
los equinoccios de primavera y otoño y los solsticios de invierno y verano. Además,
sumando las dos diagonales de la base, aparece una cifra en pulgadas piramidales que es,
precisamente, el número de años que se requiere para que los equinoccios vuelvan a la
misma posición y tengan lugar sobre el mismo punto.
Ahora bien, este milenario monumento fue construido de tal manera que el eje de una
de sus galerías recogiera la luz de la estrella polar de aquella época y cuando Sirio,
la estrella más brillante del hemisferio Norte, al llegar al final de su órbita, dejaba
caer sus rayos perpendicularmente sobre su cara meridional, mientras que el eje del otro
corredor recogía la luz de las Pléyades, y así ambas galerías permitían que los rayos
de esos astros bañasen la faz del faraón que estaba enterrado en la cámara central.
Durante trece mil años la polar será Vega, el hermoso sol azul de la Lira, y se
sabe que en aquel remoto entonces la calidad de polar pertenecía a una estrella de la
constelación del Dragón. Como sea que la coincidencia dé dichas estrellas en el
meridiano de la pirámide, el parecer, sólo ha podido tener efecto hace unos 4.000 años,
la disposición u orientación dada a las mencionadas galerías indica por si misma la
época en que fue construido el monumento de Keops. Y parece que un estudio reciente de
los objetos hallados en el interior, ha permitido comprobar que en efecto, es así.
Un meridiano natural perfecto
Cuando los sabios de la expedición de Bonaparte
decidieron efectuar la triangulación de Egipto, la pirámide de Keops les sirvió de
punto de partida de un meridiano central que tomaron como origen de todas las latitudes de
la región, y cuál no sería su sorpresa cuando comprobaron que las diagonales
prolongadas del monumento encerraban el delta formado por el Nilo en su desembocadura, y
que el meridiano, es decir, la línea Norte-Sur, que pasaba por el vértice o cúspide,
dividía el delta en dos partes exactamente iguales.
Pero aún hay algo más. Si dividimos la Tierra en arcos de un grado, advertiremos
que la pirámide de Keops se halla enclavada en una línea que separa en dos secciones
absolutamente idénticas las tierras que pueden ser habitadas por el hombre, lo que hace
de ese construcción el meridiano natural e ideal de la población terrestre y que
responde a todas las necesidades. En efecto, el meridiano de la Gran Pirámide es el que
atraviesa un máximo de continentes y un mínimo de mares, y además, es exclusivamente
oceánico a partir del estrecho de Behring, con la circunstancia ya aludida de que si se
calcula la extensión de las tierras habitadas del globo, emergidas al Este y al Oeste,
las divide en dos partes de superficie rigurosamente igual. ¿No es extraordinario?
El monograma del cristianismo
Otro detalle extraordinario, que sorprendió a los
arqueólogos, es que la Gran Pirámide de Egipto se encuentra a igual distancia del Polo
Norte que del centro de la Tierra. Y lo asombroso es que las líneas que marcan la
distancia desde el Polo y del Ecuador hasta la pirámide, forman mediante los ejes de la
Tierra el antiguo signo representativo del monograma redentor de la religión cristiana.
El problema de la cuadratura del círculo
Todo el mundo ha oído hablar de la cuadratura del
círculo, que aún buscan algunos matemáticos, pues el problema es insoluble. Se trate
de, dado un círculo cualquiera, trazar por medio de la regla y del compás un cuadrado de
superficie equivalente o, expresado en términos vulgares, "cuadrar un circulo"
o "encontrar su cuadratura, Ahora bien: la solución de este problema depende de
calcular la superficie del circulo, sabiendo que el valor de su circunferencia está en
relación con el diámetro. Ya se ha dicho que la cuadratura del círculo es imposible;
pero puede admitirse como el valor más aproximado de la razón de la circunferencia al
diámetro: 3,1415926 y prácticamente 3,1416.
Pues bien, el perímetro de los lados de la Gran Pirámide tiene el mismo radio en
relación a la altura como el radio de la circunferencia lo tiene a la del circulo,
proporciones que ofrecen la unidad de medida que facilitan la constante Pi que resuelve el
problema geométrico de la cuadratura del circulo buscada durante tantos siglos. (La letra
griega "pi" equivale a la P, y ha sido adoptada para designar la razón
constante de la circunferencia del diámetro, porque es la inicial de periferia, que
significa en griego circunferencia). Veamos la correspondiente comprobación.
Sumando los cuatro lados deja base del monumento cuyo solar fue primitivamente de 232,805
del., obtenemos para el perímetro 931,22 metros, es decir 4 X 232,805 = 931,22.
Si dividimos ahora la longitud de ese perímetro por dos veces la altura de la
pirámide, que era en la época de su construcción de 148,208, encontraremos el valor de
Pi: 931,22 / 2 x 148,208 = 3.1416
Revelaciones geodésicas
La Gran Pirámide proporciona también unidades de
medida basadas en la Naturaleza. Sabemos que los egipcios contaban las longitudes por
pulgadas y codos. Pero había dos sistemas de medida: las medidas ordinarias para el
pueblo y las medidas sagradas empleadas únicamente por los sacerdotes. Ahora bien, el
codo sagrado, que se le designa frecuentemente con el nombre de codo piramidal, fue el que
emplearon los constructores del monumento. Pero resulta que el codo piramidal es,
exactamente, la diez millonésima parte del radio polar de la Tierra, lo que da una unidad
de medida de matemática precisión para todas las latitudes, cosa que no ocurre con
nuestro metro moderno. En efecto: el codo sagrado estaba dividido en 25 pulgadas
piramidales. Y la pulgada piramidal es sensiblemente la misma que la pulgada inglesa, toda
vez que 999 de éstas hacen 1.000 de aquéllas, lo que nos da para la pulgada piramidal
25,4264 mm., y para el codo piramidal o sagrado 25,4264 X 25 = 0,635660 del. Por tanto, el
codo sagrado que sirvió a los arquitectos egipcios en la construcción de la pirámide de
Keops equivalía, pues, a 635.660 mm. Y la asombrosa coincidencia, multiplicando este codo
por 10.000.000 aparece la cifra 6.356.600 metros, que es precisamente el valor que la
ciencia actual asigna a la longitud del radio polar terrestre.
Pero todavía hay más coincidencias, y no menos sorprendentes. Si multiplicamos la
longitud de la antecámara que precede a la cámara del rey, después de haber evaluado
las pulgadas piramidales, por 3,1416 nos da como resultado 365,242, número de los días
que fija exactamente la duración del año, que ni los griegos ni los romanos supieron
calcular. Y por si eso fuera poca, hallamos también la duración del año bisiesto en
cada lado de la base del monumento, expresada en codos piramidales o sagrados.
Además, la Gran Pirámide representa una medida proporcional del peso de nuestro
mundo. Calculado el volumen de la pirámide y multiplicado por 2.06, densidad media de las
piedras que la forman, descubrimos que las tres primeras cifras que se obtienen nos
proporcionan la densidad del planeta que habitamos, que según experimentos recientes, se
afirma es de 5,52. Y tomando por base (como unidad de peso) un codo público que tenga la
densidad media de la Tierra, hallamos que el peso del monumento de Keops seria el peso
total del globo terrestre en la razón de 1 a 10" 6 1 a 10".
Revelaciones astronómicas
He aquí otras extrañas y no menos sensacionales
coincidencias. Si multiplicamos por un millón la altura de la Gran Pirámide, obtendremos
la distancia que media entre la Tierra y el Sol. Multiplicando la pulgada piramidal por
cien mil millones, se encuentra la longitud del recorrido que hace la Tierra sobre su
órbita en 24 horas. Y si se multiplica, a su vez, este número por los 365 días del
año, tendremos la longitud de la órbita de la Tierra en torno al Sol.
Pero todavía hay más, la pirámide de Keops es un exponente de las proporciones
geométricas que rigen la mecánica celeste. Si expresamos en codos piramidales el arco
descrito por el globo terrestre en 24 horas, aparece un número que es múltiplo de
3,1416, o mejor dicho de 2 Pi, expresión que desempeña un papel muy importante en
matemáticas. Y levantando un cuadrado sobre la altura vertical del monumento, ese
cuadrado sería exactamente igual a la superficie de cada una de las caras triangulares
del mismo y contendría todos los elementos geométricos que entran en la mecánica
celeste.
Los dioses llegados de las estrellas
¿Cómo lograron los sabios de tan lejanos tiempos
conocer todos estos datos? ¿De qué medios disponían para escrutar las profundidades del
cielo? Si examinamos la leyenda de Isis y Osiris, descubriremos que esta misteriosa
pareja, hermano y hermana, unidos en matrimonio divino, descendió a la tierra egipcia en
una especie de nave celestial, con la misión de educar a los primitivos pobladores del
valle del Nilo.
En abril de 1955, el eminente egiptólogo inglés Walter Bryon Emery, dio en el
Metropolitan Museum de Nueva York, un comunicado que apasionó al mundo científico porque
se relacionaba con el gran enigma que aún se cierne sobre los acontecimientos que
señalaron la primera civilización conocida en el globo, la del antiguo Egipto. Después
de treinta años de estudios y excavaciones en los lugares que vieron aparecer el primer
faraón, los investigadores han descubierto pruebas evidentes que permiten suponer que los
sacerdotes egipcios conocían los secretos atómicos cinco mil años antes de que los
sabios modernos los descubriesen, Bryon creyó posible poder demostrar que no existía
ningún indicio de hombres civilizados hace alrededor de seis mil años. Luego, sin
transición aparente, el antiguo habitante de las cavernas se dedicó a construir palacios
asombrosamente artísticos. Súbitamente se encontró en posesión de una técnica y de
útiles perfeccionados que le permitieron trabajar la piedra, la madera, el cuero, el
marfil, el oro e inclusive hacer trabajos textiles. ¿De dónde llegó esa extraordinaria
ciencia..?.
Después de haber comprobado que nada la precedía ni la explicaba, el eminente sabio
confesó: "Todo sucedió como si los salvajes habitantes del Valle del Nilo hubieran
recibido, un buen día la visita de algunos instructores sobrenaturales llegados en
platillos volantes".-
Eugenio Danyans
Enciclopedia CICLOPE, 1968
|