El 7 de mayo de 1952, era un día claro y soleado, especial para
dos fotógrafos de la afamada revista "O Cruzeiro" que se aprestaban a realizar
un reportaje en la localidad de Barra da Tijuca, una de las tantas zonas balnearias de
Río de Janeiro, muy cerca de la reconocida Copacabana.- Circulaban por el lugar Eduardo
Keffel y Joao Martins, cuando de pronto observaron un extraño movimiento en el cielo por
el lado del mar, y a una altura aproximada que ellos mismos estimaron en unos 1.000
metros, vieron venir lo que en un principio les pareció un gran avión de bombardeo. Pero
curiosamente advirtieron al instante que el aparato que estaban observando en lugar de
deslizarse de frente, parecía que lo estaba haciendo "de costado".
Asombrados descubren
que lo que estaba volando frente a ellos era un gigantesco disco, que de momento parecía
estar haciendo un viraje. Inmediatamente e instintivamente, gracias a ese oficio de años,
Keffel desenfundó su cámara fotográfica y disparó cinco instantáneas del OVNI,
mientras éste describía una majestuosa curva sobre Pedra da Gavea. Al efectuar esta
maniobra el objeto mostró sucesivamente su parte superior, su perfil y su parte inferior.
Su centro según los testigos estaba coronado por una pequeña cúpula hemisférica,
rodeada de un anillo. En su parte inferior presentaba una abertura redonda. De acuerdo a
la altura probable que se encontraba el OVNI, se calculó su diámetro entre los 50 y 70
metros.-
Las cinco fotografías
de Keffel fueron tomadas sobre película, lo que hace más difícil cualquier trucaje. Las
mismas fueron entregadas para su análisis al agregado militar de la Embajada de los
EE.UU, el cual obviamente las derivó al A.T.I.C., quienes declararon a la prensa, luego
de ser analizadas por sus técnicos y peritos en la materia, que las fotografías logradas
por el periodista gráfico eran autenticas y sin el menor trucaje. Conviene destacar que
como era de suponer los clisés jamas fueron devueltos.- Se comentó extraoficialmente que
por esas cinco fotografías las Fuerzas Aérea Norteamericanas pagaron la exorbitante suma
(para esa época) de U$S 20.000.- |