A través de los años, una incógnita ha suscitado el interés,
tanto del hombre abocado a la ciencia como al personaje corriente de la calle que se
detiene ante la curiosidad que causa lo ignoto en su mente, y ese apasionante misterio ha
perdurado con el tiempo, a pesar de los numerosos embates recibidos por quienes prefieren
negarlo a priori. Al verse frente al fenómeno que no se ajusta a sus convicciones. En
este caso, nos estamos refiriendo a los Ovni. En busca de una explicación convincente que
respondiera a todas las denuncias recibidas, la USAF (Fuerza Aérea Norteamericana), dio
el primer paso para la iniciación de una investigación con control científico y mente
clara. Pero esta actitud fue diluyéndose por causa de una injustificada indiferencia de
quienes se aferraban a una inadmisible negativa.
Sin embargo, en muchos aspectos contrariamente a lo realizado por los EE.UU., la
República Argentina ha sabido canalizar un exhaustivo y serio estudio sobre esta
inquietante temática, aunque vale la pena reconocer que la iniciativa de las comisiones
destinadas para su tratado, no han tenido el suficiente apoyo por parte de las altas
autoridades.
De acuerdo a las declaraciones de prensa vertidas en mayo de 1962 por el Jefe de
Informaciones de la Base Naval Puerto Belgrano, Capitán de Corbeta Luis Sanchez Moreno,
la Marina de Guerra mantiene constante preocupación por estas manifestaciones aéreas
desde el año 1952.
Por otra parte, en 1962 se constituyo un grupo de trabajo integrado por los capitanes
Constantino Nuñez y Omar R. Pagani, conjuntamente con el escritor Eduardo Azcuy, quienes
han trabajado durante largo tiempo con la colaboración de técnicos de distintas
especialidades científicas. Sin duda, la Armada Nacional posee uno de los archivos mas
destacados del mundo, integrado por las denuncias que conforman el mayor cuerpo de
antecedentes disponibles en el país.
Si bien se mantienen en carácter de reservado, nos alienta la idea de que se hallan en
manos entusiastas y responsables, siguiendo una política de buenas intenciones.
Pero ese silencio mantenido durante mas de una década se interrumpió el 5 de julio de
1965, cuando la Marina de Guerra expide un comunicado oficial que da cuenta de la
aparición de un Ovni en varios destacamentos navales de la Antártida Argentina,
registrándose al mismo tiempo alteraciones en un magnetovariometro. En tal circunstancia,
el Observatorio Nacional de La Plata, emitió un comunicado informando que lo que en
realidad se había observado era el satélite artificial ECO II.
Las autoridades de la Marina no aceptaron la polémica, pero en conversaciones posteriores
que mantuvieron con el Jefe del Departamento de Astrometria del Observatorio Nacional de
La Plata, el Dr. Icszigshon, se suministraron más detalles y el científico termino
reconociendo su precipitada equivocación.
Una vez mas la Marina de Guerra reafirmaba su confianza en la existencia de los
Ovni.
En 1967, la comisión encara un plan, a fin de dar conciencia publica acerca de la
trascendencia del fenómeno. Pero en septiembre de ese mismo año, dicha labor se ve
finalizada abruptamente y el grupo de trabajo retorna al silencio. Fue precisamente cuando
la revista "Panorama" de Buenos Aires, realiza un amplio informe sobre el
problema y recoge las conclusiones arribadas por la comisión, en la cual se afirma
rotundamente la existencia de los Ovni. Pero esta sorprendente declaración tenía
carácter extraoficial.
La Aeronáutica Argentina ha estado siempre interesada en todo lo que vuela dentro de
nuestro territorio y sobremanera lo que por sus características se hallan fueran del
convencionalismo de la tecnología terrestre, presentando por ende la posibilidad
aunque remota- de un peligro para la seguridad nacional.
Es por ello que la Fuerza Aérea destinó una comisión encargada de recopilar toda
información referida con los Ovni, con sede en Buenos Aires. Por todo esto, en julio de
1968, el Comandante de la Fuerza Aérea Brigadier Adolfo T. Alvarez, fue objeto de un
reportaje en el que se consigno a titulo personal: "..estimo que no hay
hechos suficientemente concretos o se pueda llegar a conclusiones precisas. Nosotros
seguimos por supuesto con nuestra investigación dentro de los medios disponibles como lo
hacen otros países, pero en definitiva creo en la factibilidad de los Ovni, sino no
sería aviador..." Palabras tan significativas como estas deben ser tomadas
en cuenta, ya que presupone la posibilidad de un fenómeno desconocido más cuando se
trata de una autentica personalidad dentro de la Aeronáutica Argentina quien las expresa.
La División Ovni, dependiente de la Fuerza Aérea, existe desde 1961, aunque la labor
más empeñable haya dado comienzo a partir de julio de 1967 a cargo del suboficial Mayor
Roale Moyano. De acuerdo a declaraciones hechas públicas con posterioridad, los
especialistas han llegado a las siguientes conclusiones:
a.- Los Ovnis
existen, de acuerdo a los testimonios de personas dignas de fe e imposibilitadas de
confundir un objeto cualquiera con un Ovni.
b.- No hay
pruebas terminantes de que no existan, pese a que muchos casos resultan fácilmente
explicables.
c.- Las
autoridades aeronáuticas se inclinan a creer que están conducidos por entidades
extraterrestres, dada la abundancia de material que se producen en nuestro país, es
lícito preguntarse por que los organismos mencionados no emiten una información oficial.
Desafortunadamente, el
fenómeno Ovni se ha convertido en una controvertida temática en la que intervienen
también místicos, sensacionalistas, fabuladores y comerciantes. Precisamente son ellos
los que se convierten en atracción pública a raíz de sus descabelladas declaraciones y
es esta la imagen rectora que priva en la creencia popular, y de allí en parte la actitud
reticente de algunos científicos y entes oficiales.
Son ellos, también los que se presentan como "sabedores de la verdad" ante un
público engañado, que olvida que el que a todo tiene respuesta, es quien seguro lejos de
ella está.
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