"Confiándole los mayores
secretos del gobierno, el sabio envió a Rama las armas de más alta
potencia. Ésas que paralizan al hombre y esparcen un profundo sueño; y
también el rayo de fuego capaz de reducir a cenizas al gran ejército
de Koumbhakarna.
Bhavabhonti
(Mahavira, 6º acto).
Estas
preguntas, al parecer excesivamente audaces adquieren verdadero sentido
a poco que se investigue en fuentes informativas y documentales de la más
remota antigüedad. Si tomamos en cuenta numerosas referencias halladas
en los libros sagrados de la India y del Tíbet, veremos con asombro que
en el origen de los tiempos circularon en el cielo extraordinarias naves
aéreas llamados en sánscrito, vimanas.
Estos fabulosos ingenios cuya descripción se asemeja notablemente a los
actuales objetos voladores no identificados, se describen como
"nubes azuladas en forma de huevo o globo luminoso" que se
desplazaban mediante una vibración emanada de una fuerza
invisible". Los detalles abundan y si bien desconciertan, permiten
asimismo aventurar hipótesis y especular sobre la posible realidad de
esos maravillosos "carros de fuego" que emitían "dulces
y melodiosos sonidos" y permitían a los seres humanos volar a las
estrellas y a los seres celestes descender.
VIMANAS A
REACCION
En las páginas
del Ramayana, el gran poema épico hindú atribuido el poeta Valmiki se
encuentran alusiones a asombrosos carros voladores y a extraños
elementos a reacción que habrían sido utilizados en el curso de las
guerras entre los reyes de la alta antigüedad asiática. De su texto
pueden rescatarse párrafos corno este:.. "Rama subió en el carro
aéreo que va a cualquier sitio a voluntad y parece una brillante nube
en el cielo. Bajo el mando de RaghIra, el excelente carro se elevó a lo
más alto del espacio".
Por su parte el profesor M. K. Jessup, en su fascinante libro The case
for the ufo -documentos que tienden a demostrar la posible existencia de
una inteligencia no humana en el espacio exterior- cita dos textos hindúes
de antiguo origen que, al referirse a la gesta de Rama, vuelven a
mencionar el fantástico "carro de fuego": ...Cuando llegó
la aurora, Rama tomando el carro celeste que Pushapaka la había enviado
con Vivishand, estaba listo para partir; este carro se movía por si
solo; era grande y finamente pintado. Tenía dos pisos y muchas cámaras
y ventanas y aparecía ornado con banderas y pendones. Cuando se levantó
en su aéreo curso, dio un melodioso sonido...
El otro manuscrito cuya antigüedad se calcula alrededor del año 500
antes de Cristo y parece ser un comentario parcial de la epopeya del
Mahabharata, refiere lo siguiente: ...Rawan, rey de Ceilán, voló
sobre el ejército enemigo y soltó objetos que causaron grandes
estragos. Pero Rawan fue capturado y herido y su carro volador cayó en
las manos del jefe hindú Rama Chandra que emprendió el vuelo de
regreso a su ciudad en el norte de la India.
EL VUELO
DE LOS DIOSES
Estas
revelaciones, lo mismo que las que pueden obtenerse de otros textos en sánscrito,
como el Samarangana Sutradhara, el Nausola Purva, el Ramatcharitra, el
Mahavira o el Kiratarjuniya, no impresionaron a los investigadores
anteriores a 1940. Con una falta total de imaginación y aun de buen
sentido se limitaron a interpretarlos como hechos mitológicos derivados
de la fantasía de los antiguos poetas. Pero los investigadores actuales
abiertos a lo maravilloso del vuelo en el espacio y a los milagros de la
fusión del átomo, notaron con sorpresa que las guerras protohistóricas
que se narran en los poemas hindúes parecen verdaderos conflictos atómicos,
en los que juegan un papel decisivo elementos aéreos de características
desconocidas por la tecnología del hombre actual. En el Mahavira existe
un párrafo por demás sugerente: ...Los carros volantes llamados
vimanas tenían la forma de una esfera y navegaban en el aire por el
efecto del mercurio que producía un gran viento propulsor. Los dioses
podían así recorrer grandes distancias en un tiempo maravillosamente
corto. Los vimanas eran conducidos a voluntad por el piloto y eran
capaces de volar de abajo hacia arriba, de arriba hacia abajo, hacia
adelante o hacia atrás, según la disposición de los elementos
interiores y de la inclinación del navío...
Por su
parte, el Samarangana Sutradhara que consagra 250 "estancias"
al problema de los vimanas, ofrece algunos detalles de su fabricación,
aunque insiste en que debe guardarse el secreto, pues la revelación
total podría eventualmente ser utilizada con fines perversos. Al
referirse a la fuerza que mueve a esos pájaros voladores",
algunos tan grandes "como el templo de la divinidad", vuelve a
mencionar el mercurio. Es necesario -dice-- construir cuatro sólidos
depósitos de mercurio en la parte inferior. Cuando estos han sido
calentados por el fuego controlado que procede de los recipientes de
hierro, el vimana, gracias al mercurio desarrolla una potencia
equivalente el trueno y muy pronto se convierte en "una perla en el
cielo".
Después de referirse a los distintos movimientos de vuelo, enumera las
cualidades del gran "carro celeste". Puede ser invisible,
puede transportar pasajeros, también puede ser construido en forma
pequeña y compacto y moverse en silencio. Cuando se emplea el sonido
todas sus partes deben estar bien ajustadas y poseer gran flexibilidad.
Si no es demasiado cálido, ni frío, ni rígido, ni blando, puede ser
movido por los sonidos y los ritmos.
¿GUERRA
NUCLEAR EN EL PASADO?
Lo
realmente inquietante aparece cuando estos maravillosos "carros
celestes" parcialmente descriptos en los antiguos textos se revelan
como portadores de la destrucción y la muerte.
En el Mausola Purva, se hallan estremecedoras referencias a armas
desconocidas que reducen a cenizas a la raza de los Vrishnis y a la de
los Andhakas, dejando los cadáveres quemados, provocando la caída del
pelo y de las uñas, estropeando los alimentos, blanqueando el plumaje
de las aves y enrojeciendo y deformando sus patas. Estos detalles que
parecen el relato fiel de un conflicto nuclear se enriquecen de sentido
al confrontarlos con otros párrafos del viejo libro sagrado.
...Cukra volando en un vimana de gran poder lanzó sobre la triple
ciudad un objeto único cargado con la fuerza del Universo. Una humareda
incandescente parecida a diez mil soles se elevó esplendorosa. Cuando
el vimana descendió del cielo, se vio como un reluciente bloque de
metal posado sobre el suelo...
Citas como ésta, tan rica en elementos fácilmente identificables, nos
obligan a pensar por analogía en sucesos que no hace mucho conmovieron
al mundo. ¿La sacrificada Hiroshima fue realmente la primera ciudad de
la Tierra arrasada por el Apocalipsis atómico?. La respuesta no es fácil.
Los manuscritos sánscritos nos sumen en la duda. El Drona Purva aviva
nuestra imaginación y nos lleva al límite de la capacidad de asombro
cuando relata las hazañas del hijo de Drona, quien
"bombardea" literalmente al ejército enemigo.
...Lanzó el arma que se echó en remolino contra la tierra. Se
levantó un viento terrible; la naturaleza enloqueció y el sol giró
sobre sí mismo. Los enemigos caían como briznas de hierba destruidas
por las llamas, hervían las aguas de los ríos y los que se lanzaron en
busca de salvación murieron sin remedio. Ardían los bosques; caballos
y elefantes corrían desesperados entre el fuego. Cuando el viento disipó
la humareda de los grandes incendios, se vieron millares de cuerpos
calcinados por el rayo terrible...
Esta fantástica
fuerza se menciona como el "arma de Brahma".
¿Cuándo
ocurrieron estos hechos increíbles que conservó la tradición oral
hasta el momento relativamente ubicable en que se escribieron las
grandes epopeyas?. Sólo el silencio nos responde. Desde los siglos
superpuestos brota la luz de un Apocalipsis de fuego. Los dioses
estuvieron en la Tierra y ahora quizá retornan en sus vimanas
resplandecientes.-
MARCELO
RAY
REVISTA 2001 Nº8 ENERO 1969
|